‘Un mundo en viñetas’ analiza la sociedad y la economía a través de los cómics

JESÚS JIMÉNEZ  JESÚS JIMÉNEZ Noticias Especiales El cómic en RTVE.es 

02.08.2013 – 07:34hJuan Royo es economista, pero su gran pasión son los cómics sobre los que escribe en numerosos medios, da charlas y organiza actividades y exposiciones. Y también los dedica libros, como su nuevo trabajo: Un mundo en viñetas (1001ediciones), en el que analiza la sociedad y la economía actuales, a través de los cómics.

Un mundo en viñetas es la continuación de Un tratado de cómic (2010) -asegura Royo-. En mi primer libro recopilaba entrevistas a autores de cómics y reseñaba tebeos que especialmente me habían gustado. Se requería confianza en mi personal selección en cualquier caso sumamente ecléctica. En Un mundo en viñetas hablo de temas en los que estoy profesionalmente interesado: economía, finanzas, discapacidad, exclusión social, medio ambiente… También de otras artes como el cine y la fotografía”.

“Todo ello con la peculiaridad de hacerlo siempre tamizado por diferentes cómics en los que todas estas cuestiones son protagonistas. Además repaso el papel del cómic en la sociedad a través de la historia deteniéndome en diferentes tipos de tebeos, como los de humor o los bélicos, como el underground o el escatológico”.

“El cómic sigue teniendo complejo de inferioridad”

“En un mundo dominado por la imagen creo que el cómic es un diamante bruto que se empieza a pulir -asegura Royo-. La compra de DC por Warner en su día y la más reciente de Marvel por Disney ponen en valor a la industria del cómic y alertan sobre posibilidades de negocio sobre el sector”.

“En España el cómic sigue teniendo complejo de inferioridad -añade Royo-. En el imaginario colectivo pervive una visión infantil del mismo. Por eso los que amamos este arte tratamos siempre de desencasillarlo. El término “novela gráfica”, como el gafapasta, más allá de posibles snobismos, trata de reivindicar su importancia tanto como producto cultural como artículo de masas”.

“Aún así habría que potenciar el cómic para niños. Hay que cuidar la cantera para que el tránsito hacia el cómic adulto sea el natural. Sin embargo hay cómics que son inmortales: Los Pitufos, por ejemplo. Para ellos no pasa el tiempo. O Astérix y Obélix. Y pueden ser leídos por infantes de todos los tiempos”.

Cómic y economía

Juan Royo es profesor de Economía y Empresa en la Universidad de Zaragoza. Y en sus clases: “Explico la industria del cómic y los agentes que participan: autores (dibujantes, guionistas, entintadores, coloristas, rotulistas, traductores), agencias, imprentas, lectores, editores, distribuidores, libreros, divulgadores, críticos, asociaciones, salones… También sus peculiaridades en diferentes ámbitos: en los medios de comunicación (ilustraciones de noticias, humor gráfico), su utilización en el marketing o la comunicación…”

“Y por su puesto hablo de cómics de temática económica, como Largo Winch (Norma) de Hamme y Francq de la serie El heredero o Larry B. Max de IRS (es decir, la Internal Revenue Service, el fisco norteamericano) de Desberg y Vrancken. En ambas sagas, la trama se ve salpicada de OPAs hostiles, paraísos fiscales y oscuros tejemanejes financiero-fiscales”.

“No podían faltar cómics pedagógicos como la trilogía de Aleix Saló (Españistán, Europesadilla, Simiocracia) sobre la crisis inmobiliaria o Éxito para perdedores de David Cantolla y Juan Díaz-Faes sobre la burbuja de las punto com”.

Coleccionista de originales

Además Juan Royo colecciona originales. De hecho, la mayoría de las ilustraciones del libro son dedicatorias o dibujos originales de autores: “Puro fetichismo. La mayoría se las he comprado a sus autores o me las han regalado. Muchas de ellas están dibujadas de propio para el libro, lo cual es un enorme honor”.

Tengo muchos originales -continúa-. Son mi pasión. De Steve Rude, John Buscema, Simón Bisley, Brian Bolland, John Romita JR, Richard Corben, George McManus… También de españoles como López Espí, Antonio Bernal Romero, Miguel Fuster, Luis Bermejo, Manuel Gago, Purita Campos, Cristina Durán, Kalitos, Carlos Ezquerra, García Iranzo… Me encantaría tener un original de Juanjo Guarnido y puestos a pedir otro de Dave Gibbons“.

La parte final del libro está dedicada a grandes ilustradores: “No puedo entender el cómic sin estar asociado a la ilustración -asegura Royo-. Un cómic comienza siempre en su portada cuya ilustración es la que determina en gran medida si ese tebeo te va a gustar o no. Cuando compraba mis tebeos de superhéroes de la editorial Vértice, estoy convencido que lo hacía por las portadas de López Espí“.

“Por eso en ese último capítulo he querido rendir homenaje a la ilustración y como metonimia he utilizado a mis ilustradores fetiche. Como David Guirao a quien conozco desde que de jóvenes acudíamos en los viajes que organizaba al salón del Cómic de Barcelona, la decana de las librerías de cómics de Zaragoza, Taj Mahal, allá por los primeros años noventa. O Bayo Marín a quien conocí de la mano de Eduardo Laborda. O mi gran amigo, Pedro García Aznar a quien conocí en vida y con quien compartí largas charlas sobre tebeos. Y por supuesto, José María Beá, como autor consagrado o José Antonio Ávila, autor de marcado carácter y estilo”.

El futuro del cómic

“El futuro es incierto y el fin está siempre cerca, decía Jim Morrison -recuerda Royo-. El cómic está en una encrucijada, inmerso en la crisis global (y que va para largo. No se crean eso de los brotes verdes). El cómic tiene que ser flexible y reinventarse. El cómic digital debe verse como una oportunidad y no como una amenaza. Los autores y editores deben aprovechar el momento dulce que vive el cómic en cuanto a que (a mi modo de entender) es el ojito derecho de los medios de comunicación. Esa promoción de la que goza (y que es gratis) debe ser el impulso para que los proyectos empresariales fructifiquen y aumentar la base de lectores (de clientes)”.

En cuanto a sus proyectos Royo asegura: “On demand! Siempre mis proyectos nacen del interés de los autores porque les organice exposiciones, o les presente sus obras. O de las instituciones que me piden colaboración o de las editoriales para que reseñe sus obras. Ahora bien, ahora que no nos oye Fernando de Felipe me encantaría comisariarle una exposición. Algo sabe el de esto, jajaja…”

Dedicatoria de Max